
Para las mujeres, adolescentes, niñas y adultas mayores venezolanas son más apremiantes los riesgos y desafíos de la migración forzada. Ellas huyen de la profundización de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Y la huida de la violación sistemática de sus derechos humanos es el fundamento de su condición de refugiadas y de la protección diferenciada que les corresponde.
Proiuris se aproximó a 70 de las que tomaron rumbo hacia Colombia para conocer el giro de sus proyectos de vida. Muchas demuestran coraje para afrontar los estereotipos y las violencias basadas en género. Muchas son resilientes: defienden su dignidad y la igualdad de oportunidades, incluso en las condiciones más adversas. Proiuris invita a verlas, a escucharlas y a aprender de ellas.
Éxodo en color púrpura
La explotación laboral, así como la violencia psicológica y verbal contra las mujeres venezolanas que han huido a Colombia son dos de los principales hallazgos de la documentación realizada por Proiuris durante un año. Sin embargo, también encontramos historias de éxito que confirman que la migración es una oportunidad de crecimiento personal y colectivo.

Para las mujeres, adolescentes, niñas y adultas mayores venezolanas son más apremiantes los riesgos y desafíos de la migración forzada. Ellas huyen de la profundización de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Y la huida de la violación sistemática de sus derechos humanos es el fundamento de su condición de refugiadas y de la protección diferenciada que les corresponde.
Proiuris se aproximó a 70 de las que tomaron rumbo hacia Colombia para conocer el giro de sus proyectos de vida. Muchas demuestran coraje para afrontar los estereotipos y las violencias basadas en género. Muchas son resilientes: defienden su dignidad y la igualdad de oportunidades, incluso en las condiciones más adversas. Proiuris invita a verlas, a escucharlas y a aprender de ellas.
Éxodo en color púrpura
La explotación laboral, así como la violencia psicológica y verbal contra las mujeres venezolanas que han huido a Colombia son dos de los principales hallazgos de la documentación realizada por Proiuris durante un año. Sin embargo, también encontramos historias de éxito que confirman que la migración es una oportunidad de crecimiento personal y colectivo.
% de las venezolanas en Colombia
no tienen un empleo digno
% de las venezolanas en Colombia
tienen estudios universitarios
% de las venezolanas en Colombia
no tienen vivienda propia
% de las venezolanas en Colombia
no tienen un empleo digno
% de las venezolanas en Colombia
tienen estudios universitarios
% de las venezolanas en Colombia
no tienen vivienda propia
En primera persona

Maridela Ortiz
ETPV: esperanza en 4 letras
Maridela Ortiz cuenta que el Permiso Especial de Permanencia no ha sido suficiente para integrarse en Colombia y comparte sus expectativas sobre el Estatuto de Protección Temporal para Migrantes Venezolanos.
Eliyireth y Reina
Una travesía para estudiar
Ir y venir entre Venezuela y Colombia es parte de la cotidianidad del estudiantado que habita del lado venezolano de la frontera. Las adolescentes Eliyireth y Reina nos cuentan cómo es vivir en un país y estudiar en otro.
Marlin y Daisy
Altamente calificadas
Marlin Jiménez y Daisy Sáez son dos venezolanas profesionales de la salud que huyeron a Colombia. Esperaban sumarse a la primera línea de combate de la COVID-19 para continuar salvando vidas.
En primera persona
Maridela Ortiz
ETPV: esperanza en 4 letras
Maridela Ortiz cuenta que el Permiso Especial de Permanencia no ha sido suficiente para integrarse en Colombia y comparte sus expectativas sobre el Estatuto de Protección Temporal para Migrantes Venezolanos.
Eliyireth y Reina
Una travesía para estudiar
Ir y venir entre Venezuela y Colombia es parte de la cotidianidad del estudiantado que habita del lado venezolano de la frontera. Las adolescentes Eliyireth y Reina nos cuentan cómo es vivir en un país y estudiar en otro.
Marlin y Daisy
Altamente calificadas
Marlin Jiménez y Daisy Sáez son dos venezolanas profesionales de la salud que huyeron a Colombia. Esperaban sumarse a la primera línea de combate de la COVID-19 para continuar salvando vidas.
Salud integral para ellas
La salud sexual y reproductiva de las venezolanas que huyen es un desafío para el Estado que las expulsa y el Estado que las recibe. Muchas cruzan las fronteras para parir, pero no solo se trata de atención a la maternidad, sino de políticas públicas libres de sexismo que permitan el desarrollo integral de todas de acuerdo con sus proyectos de vida.
Esta es la historia de Eva, una adolescente de 14 años de edad, que llegó a Colombia embarazada luego de una violación. En el Hospital Erasmo Meoz, en Cúcuta, rechazaron su decisión de interrumpir el embarazo, por no haber formalizado una denuncia. Le fue practicada una cesárea sin anestesia en un pueblo fronterizo. Su bebé nació muerta.
Trata, un delito sigiloso
El éxodo venezolano se ha convertido en una oportunidad de negocio para los actores del crimen organizado transnacional. Las mujeres, adolescentes, niñas y adultas mayores corren más riesgos que los hombres de caer en redes de tráfico de migrantes y trata de personas. El subregistro de estos delitos, tanto en Venezuela como en Colombia, dificulta su combate.
Proiuris documentó la historia de una mujer a la que llamaremos Karina para preservar su integridad. Ella y sus dos hijas estuvieron a punto de caer en una red de trata. El hombre que las captó les había ofrecido empleo en un restaurant. Cuando las tres mujeres llegaron a la frontera supieron que tendrían que estar dispuestas “a hacer lo que sea”.
Hacia la visibilidad trans
Las mujeres trans que escapan del deterioro de la calidad de vida en Venezuela tienen que afrontar una triple discriminación: migrantes, mujeres y personas trans. La atención diferenciada que requieren las personas refugiadas y migrantes debe incluir la población LGBTIQ+, a efectos de combatir y erradicar las violencias basadas en género.
Sasha, una mujer trasn venezolana que huyó a Colombia, contó a Proiuris que, además, debe lidiar con otras fuentes de discriminación. Ella vive con VIH, tiene una discapacidad motora y es trabajadora sexual. La mayor brutalidad, destaca Sasha, proviene de funcionarios de cuerpos de seguridad que, por el contrario, deberían protegerla.
Salud integral para ellas
La salud sexual y reproductiva de las venezolanas que huyen es un desafío para el Estado que las expulsa y el Estado que las recibe. Muchas cruzan las fronteras para parir, pero no solo se trata de atención a la maternidad, sino de políticas públicas libres de sexismo que permitan el desarrollo integral de todas de acuerdo con sus proyectos de vida.
Esta es la historia de Eva, una adolescente de 14 años de edad, que llegó a Colombia embarazada luego de una violación. En el Hospital Erasmo Meoz, en Cúcuta, rechazaron su decisión de interrumpir el embarazo, por no haber formalizado una denuncia. Le fue practicada una cesárea sin anestesia en un pueblo fronterizo. Su bebé nació muerta.
Trata, un delito sigiloso
El éxodo venezolano se ha convertido en una oportunidad de negocio para los actores del crimen organizado transnacional. Las mujeres, adolescentes, niñas y adultas mayores corren más riesgos que los hombres de caer en redes de tráfico de migrantes y trata de personas. El subregistro de estos delitos, tanto en Venezuela como en Colombia, dificulta su combate.
Proiuris documentó la historia de una mujer a la que llamaremos Karina para preservar su integridad. Ella y sus dos hijas estuvieron a punto de caer en una red de trata. El hombre que las captó les había ofrecido empleo en un restaurant. Cuando las tres mujeres llegaron a la frontera supieron que tendrían que estar dispuestas “a hacer lo que sea”.
Hacia la visibilidad trans
Las mujeres trans que escapan del deterioro de la calidad de vida en Venezuela tienen que afrontar una triple discriminación: migrantes, mujeres y personas trans. La atención diferenciada que requieren las personas refugiadas y migrantes debe incluir la población LGBTIQ+, a efectos de combatir y erradicar las violencias basadas en género.
Sasha, una mujer trasn venezolana que huyó a Colombia, contó a Proiuris que, además, debe lidiar con otras fuentes de discriminación. Ella vive con VIH, tiene una discapacidad motora y es trabajadora sexual. La mayor brutalidad, destaca Sasha, proviene de funcionarios de cuerpos de seguridad que, por el contrario, deberían protegerla.